Transcurridos 72 años de las acciones armadas del 26 de julio de 1953 en los Cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, las viejas y nuevas generaciones de cubanos veneran con mayor lucidez el valor de aquellos jóvenes liderados por Fidel Castro Ruz, quienes inspirados en los versos de Ya Estamos en Combate se lanzaron a conquistar los sueños de libertad para todo un país.

Ambas gestas son acontecimientos con elevada carga patriótica y fuerza telúrica que aun circula por las venas del pueblo cubano, inspirado en la memoria de la Generación del Centenario, cuyos integrantes no dejaron morir el legado de José Martí, el Apóstol de la Independencia, a un Siglo de su nacimiento.

Los disparos de los asaltantes no fueron solo contra los soldados o las edificaciones militares, sino también contra las injusticias, la miseria, el analfabetismo, la falta de acceso a la educación y la salud, el fraude electoral, los robos y asesinatos políticos que proliferaban en la etapa neocolonial.

Sus principales armas: el patriotismo, el espíritu revolucionario, la seriedad, la honradez y la disposición a la lucha armada contra las fuerzas del dictador Fulgencio Batista.

Aquella mañana de la Santa Ana fue la culminación del esfuerzo de valiosos jóvenes como Abel y Haydée Santamaría, Melba Hernández, Juan Almeida, Jesús Montané, Ñico López, José Luis Tasende, Raúl Gómez García… quienes llenos de ideales libraron una lucha desigual y difícil, pero no en vano.

Aunque esas acciones fueron en lo militar un duro revés, y no lograron sus objetivos inmediatos, tuvieron una gran trascendencia para toda la lucha posterior; ya que sirvieron de antecedentes y experiencias para organizar desde el exilio en México la expedición del yate Granma, la lucha en la Sierra y en el llano, y destacar a Fidel como el líder indiscutible de la Revolución que comenzaba y que llega hasta nuestros días, 72 años después.

La Cuba actual está repleta de retos socioeconómicos distintos a los planteados por Fidel en su histórico alegato de autodefensa La Historia me Absolverá, pero esas dificultades son posibles de vencer entre todos como una familia unida a favor del progreso y la vida, con fidelidad a los principios y la belleza, a pesar de los errores e insuficiencias internas, más la recrudecida guerra económica impuesta por el imperialismo norteamericano.

No debemos olvidar que “el Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias”, tal como sentenció el Lider Histórico de la Revolución. El espíritu revolucionario del 26 de julio nos conduce siempre como factor indispensable para seguir en el camino de la dignidad, incluso cuando el triunfo parezca difícil.

Esa decisión, esa fuerza y coraje, junto a la inteligencia y la unidad, nos conducen a nuevos éxitos, tal como lo hizo en su momento la Generación de Fidel, Raúl, Ramiro, Almeida, Ciro… cinco años, cinco meses y cinco días después de los Asaltos.

Si aquel día era apenas un puñado de jóvenes llenos de aspiraciones y de sueños, hoy es todo un pueblo entero luchando por construir un mejor país, como testimonio de la fecunda obra colectiva que defendemos a toda costa.

El Moncada nos enseñó a entender que trincheras de ideas son más poderosas que trincheras de piedras, mostró el valor de una doctrina, la fuerza de las ideas, dejó la lección permanente de la perseverancia y el tesón en los propósitos justos.

Por Jorge Cantalapiedra Luque

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