Guantánamo – En las terrazas marinas del Bate – Bate, cercanas al poblado de costero de San Antonio del Sur, quienes transitan por allí divisan casi a diario la silueta inconfundible de la joven Anieska Rodríguez Loyola, experta en el mundo de la pesca, quien maniobra con destreza su cordel.

“Espera, espera para que no se suelte”, exclamó con voz firme, en el momento que esta redactora conversó con ella para una entrevista. Acto seguido, sacó del mar un pequeño pargo, uno de las especies capturadas en la mañana.

Anieska, mujer joven de ojos azules, con 33 años de edad, confesó sentirse apasionada por el mar desde muy pequeña, por tradición familiar.

“Desde que cumplí 16 años, vengo a esta zona costera, primero con mi papá Erodis Rodríguez y ahora con mi esposo Alexander Gámez, porque la pesca siempre es la principal vía de subsistencia para la familia de los habitantes de la costa sur. Además, la situación esta difícil, tengo tres niños y hay que asegurarles los alimentos”, aseveró.

Conversar con ella fue interesante, pues al hablar sobre los quehaceres de la pesca, lo hizo con tal pasión que casi me contagia a tirar el cordel… y qué va.

Historias como la de Anieska, demuestran que para las mujeres no hay nada imposible.

La periodista Dianelbis Delfino Martínez ofrece los detalles de esta historia de vida en el siguiente reporte.

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