El criminal e injusto bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba por más de seis décadas, constituye el principal obstáculo para el desarrollo del país.
Este cerco hostil impacta de manera transversal todos los sectores de la sociedad, pero su efecto es particularmente devastador en áreas tan sensibles y vitales como la educación, y dentro de ella, en la atención a los niños y jóvenes con necesidades educativas especiales.
En Guantánamo, escuelas emblemáticas dedicadas a esta noble labor, como la escuela especial «14 de Junio» y la «Desembarco del Granma», enfrentan diariamente las severas consecuencias de esta política.
Esa injusta política impide directamente la adquisición de recursos didácticos especializados, tecnologías de asistencia, máquina brailler, regletas y otros materiales esenciales para el desarrollo y la calidad de vida de sus estudiantes.
La imposibilidad de acceder a mercados cercanos y de utilizar libremente el dólar estadounidense encarece y retrasa severamente la importación de estos insumos.
La carencia se manifiesta en detalles cotidianos pero cruciales: desde la falta de papel y lápices de colores adaptados para niños con discapacidad motriz, hasta la obsolescencia de equipos audiológicos para estudiantes con impedimentos auditivos o la escasez de software educativo especializado.
El personal docente, altamente calificado y comprometido, cada año lectivo despliega  creatividad para suplir estas faltas, inventando materiales con recursos propios y donaciones, demostrando que el bloqueo puede limitar los recursos, pero no la dedicación ni el amor por la enseñanza.
El daño humano de esta política es incalculable, afecta directamente el derecho fundamental de estos niños a una educación plena e inclusiva, limitando sus oportunidades de aprendizaje, comunicación y desarrollo de habilidades para una vida independiente.
El bloqueo, en esencia, vulnera los sueños y el potencial de los más vulnerables, entorpeciendo los notables esfuerzos y avances de Cuba en materia de educación especial, reconocidos a nivel internacional.
Levantar el bloqueo no es solo una demanda política; es un imperativo moral y humanitario.
Su fin permitiría que estas escuelas especiales de Guantánamo y toda Cuba pudieran acceder a los recursos que necesitan sin restricciones, garantizando que cada niño, sin excepción, reciba la atención y las herramientas que merece para alcanzar su máximo potencial.
La comunidad educativa guantanamera continúa su labor con resistencia y amor, pero el mundo debe saber que el cerco es el mayor muro que frena su marcha hacia la excelencia.