Crimen de Barbados, la herida abiertaLa herida sigue abierta, cuarenta y siete años después. El dolor compartido entre millones de cubanos desde aquel 6 de octubre de 1976, sigue exigiendo justicia.

Frente a las costas de Barbados estalló el avión debido a la bomba que pusieron personas pagadas por el cínico Gobierno que hoy acusa a la Isla de terrorista, con 73 personas a bordo; entre ellos los 24 miembros del equipo nacional juvenil de esgrima cubano, quienes regresaban a Cuba luego de haber ganado todas las medallas de oro en el Campeonato Centromericano y del Caribe; varios de ellos no llegaban ni siquiera a los 20 años de edad… Junto a ellos viajaban 11 jóvenes guyaneses que viajaban a a la isla para estudiar Medicina, así como los 5 integrantes de una delegación oficial de la República Popular Democrática de Corea y los 10 tripulantes de Cubana de Aviación, que se encontraban allí por la rotación del personal de la aerolínea.

Sería aquel uno de los más brutales actos de terrorismo ejecutado contra la Revolución Cubana, por personas al servicio de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.

La nave hizo su despegue normalmente de Barbados a las 12:15 p.m. (17:15 GMT) y giró a la derecha durante la trepada para interceptar la aerovía roja 11 rumbo a Kingston con una altura autorizada de 35 000 pies.

A las 12:23 p.m. (17:23 GMT) en la torre de control del aeropuerto Seawell se escucha la voz del capitán Wilfredo (Felo) Pérez Pérez desde la radio de la aeronave al gritar ¡Cuidado! y la respuesta de su copiloto Miguel Espinosa Cabrera: «Felo, fue una explosión en la cabina de pasajeros y hay fuego».

El piloto decide: ¡Regresamos de inmediato, avisa a Seawell! y el copiloto comienza su dramático llamado: «Seawell… CU-455 -CU-455… Seawell. ¡Tenemos una explosión y estamos descendiendo inmediatamente, tenemos fuego a bordo! ».

Reiteradas denuncias de Cuba en Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad en estos 46 años transcurridos han demostrado la responsabilidad de los autores materiales Freddy Lugo y Hernán Ricardo; las de Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles como planificadores directos del crimen y de la CIA, como financista y protectora de sus confesos agentes asesinos.

Juicios amañados, absoluciones inexplicables y condenas incumplidas, son evidencia de la impunidad impuesta por Estados Unidos a estos terroristas. Bosch y Posada murieron de viejos en Miami, protegidos por las organizaciones terroristas que crearon y por la misma CIA, en el país que se presenta ante el mundo como antiterrorista e inculpa a las verdaderas víctimas de sus crímenes.

En diálogo exclusivo con Haciendo Radio, la escritora y periodista venezolana Alicia Herrera rememoró cómo nació su libro “Pusimos la bomba… ¿y qué?”, un texto de denuncia publicado por primera vez en 1981, y cuya edición de 2005 incluyó documentos desclasificados, que ratifican la culpabilidad de los terroristas.

Escuche y descargue la primera parte del trabajo de la periodista Angélica Paredes López

El 14 de octubre los restos de los pocos cubanos que pudieron ser rescatados fueron trasladados a La Habana y velados en la base del Monumento situado en la Plaza de la Revolución José Martí, donde más de un millón de personas les rindieron homenaje en representación del pueblo cubano.

Escuche y descargue la segunda parte del trabajo de la periodista Angélica Paredes López

En el acto de despedida de las víctimas el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, pronunció un enérgico discurso donde expresó el coraje del pueblo cubano y su dolor ante esta pérdida: «¡Nuestros atletas sacrificados en la flor de su vida y de sus facultades serán campeones eternos en nuestros corazones! ¡Nuestros tripulantes, nuestros heroicos trabajadores del aire y todos nuestros abnegados compatriotas sacrificados cobardemente ese día, vivirán eternamente en el recuerdo, en el cariño y la admiración de nuestro pueblo! ¡Una patria cada vez más revolucionaria, más digna, más socialista y más internacionalista será el grandioso monumento que nuestro pueblo erija a su memoria y a la de todos los que han caído o hayan de caer por la Revolución!»

«No podemos decir que el dolor se comparte. ¡El dolor se multiplica!», afirmó Fidel ante un pueblo conmovido, pero firme y valiente. «Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!»

WP Radio
WP Radio
OFFLINE LIVE