De acuerdo con la subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Johana Tablada, tal postura sostendrá el viceministro Carlos Fernández de Cossio en la trigésimo octava Ronda de Conversaciones Migratorias bilaterales a realizarse mañana en Washington, la cuarta desde el restablecimiento de las mismas en 2022.
En el encuentro, la parte cubana expondrá prioridades para frenar la oleada de emigrantes –que la funcionaria cifró en más de 500 mil personas durante 2022- en crecimiento a partir del recrudecimiento del bloqueo y la política de máxima presión del presidente Donald Trump (2017-2021), mantenida por el actual mandatario de la Casa Blanca.
Afirmó Tablada que el impacto de estas disposiciones extremas e inhumanas, dirigidas a desestabilizar al país mediante la asfixia económica y las campañas de descrédito, constituyen el incentivo principal del incremento inédito del flujo migratorio experimentado desde 2019.
Especialmente dañina resulta la arbitraria inclusión de Cuba en el listado del Departamento de Estado de países que patrocinan el terrorismo, apuntó.
En estos diálogos, la nación caribeña insistirá al Gobierno estadounidense sobre la necesidad de reanudar el otorgamiento de visas de no inmigrantes en La Habana, así como que se respete el derecho de viajeros de terceros países a visitar la isla sin exponerse a represalias.
Exigirá, asimismo que Estados Unidos cumpla con todos los acuerdos suscritos, incluyendo la devolución de quienes migraron de forma irregular desde el 12 de enero de 2017, de todos los interceptados en el mar, y la eliminación del trato privilegiado a los cubanos que emigran irregularmente.
También llamará a suspender el uso de fondos federales para financiar a los principales medios y plataformas digitales que estimulan la emigración irregular, y la participación de altos funcionarios del Gobierno en esas operaciones comunicacionales de descrédito y agresión.
En ese sentido, denunció que Estados Unidos para satisfacer intereses específicos de unos pocos, perjudica a las familias cubanas de ambos lados, a la población estadounidense y a la comunidad internacional.