Cuba evoca hoy el legado y la obra artística del comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en el aniversario 15 de su desaparición física.
Considerado uno de los principales impulsores del proceso de cambios sociales, económicos y culturales que triunfó en enero de 1959, Juan Almeida fue un destacado combatiente y dirigente revolucionario que ocupó altos cargos militares, estatales y políticos.
Desde su origen humilde en La Habana, se formó en los valores patrióticos por la conquista de los derechos que les eran negados a los negros de entonces.
Tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, se sumó a la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959), cuando se vinculó con el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
Participó en el asalto al cuartel Moncada en 1953, formó parte del exilio en México, expedicionario del yate Granma, uno de los fundadores del Ejército Rebelde, y se destacó por su astucia militar en combates como el del Uvero (1957).
Comandó el Tercer Frente Guerrillero de Santiago de Cuba y ocupó numerosas responsabilidades después del triunfo del 1 de enero de 1959.
Integró el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965, fue diputado y vicepresidente del Consejo de Estado, entre otros altos cargos.
Mereció el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Máximo Gómez de primer grado, otorgados el 27 de febrero de 1998, en ocasión del aniversario 40 de su ascenso a Comandante en la Sierra Maestra.
Más de 300 canciones y una docena de libros quedaron firmados por el comandante, que preservaba en su auto una libreta de notas y una grabadora para aprovechar el trayecto de un lugar a otro.
Junto a sus responsabilidades y méritos, quedaron composiciones como: Este son homenaje, El gran día de enero o Qué le pasa a esa mujer, así como los textos El general Máximo Gómez, Por las faldas del Turquino y La aurora de los héroes.