Guantánamo.- En la mañana del 14 de mayo de 1895, el Mayor General Antonio Maceo, arribó al campamento El Cedrito, ubicado al norte del poblado de Jamaica, actualmente poblado cabecera del municipio de Manuel Tames, en la provincia de Guantánamo.
Maceo estaba acompañado por los generales del Ejército Libertador, José Maceo Grajales, Jesús “Rabí” Sablón Moreno y Pedro Agustín Pérez, quienes compartían su firme compromiso con la causa independentista cubana.
Durante la tarde de ese mismo día, se unió al campamento el comandante Juan de León Serrano junto a un contingente de los Indios de Yateras, grupo militar conformado por descendientes de los aborígenes de Cuba y era dirigido por el capitán y Cacique Francisco Rojas.
Un papel fundamental en este proceso de reclutamiento de hombres para continuar la lucha iniciada el 24 de febrero de 1985, fue desempeñado por la capitana mambisa Cristina Pérez, reconocida por su labor como médium y partera. Ella tenía la importante misión de persuadir al Cacique Rojas y a otros líderes indígenas para que se unieran a las fuerzas mambisas. Durante su encuentro con Maceo, Cristina presentó a los montañeses Rojas-Ramírez, afirmando: «General, estos son los Indios de Yateras, dispuestos se encuentran a luchar por la independencia de la patria. Son de los buenos y puede confiar en ellos».
Las palabras de capitana Cristina Pérez fueron decisivas, ya que establecieron un vínculo de confianza entre el comando mambí y los yateranos, quienes habían sido históricamente marginados en el proceso de lucha por la libertad por su alianza con el ejército español y la muerte de Flor Crombet,
Maceo, reconociendo el valor de esta nueva incorporación, pasó revista al contingente y otorgó al Cacique Francisco Rojas los grados de comandante. Este gesto no solo fue un acto simbólico, sino que también fortaleció la cohesión y el sentido de pertenencia entre los combatientes.
A partir de ese momento, la inclusión de los descendientes de los aborígenes de la isla transformó el escenario combativo en Yateras, quienes se inclinaron a favor de las fuerzas cubanas. La unión de diversos grupos y la integración de sus capacidades militares se convirtieron en un factor determinante en la lucha de la Guerra Necesaria.
Los indios de Yateras formaron el Regimiento Hatuey, bajo el mando de Silverio Guerra, tomaron parte inmediatamente en la Batalla de El Jobito, el 15 de mayo, y mantuvieron sus operaciones combativas en la zona Guantánamo–Santiago de Cuba hasta 1898 tras el final de la guerra.
Esta jornada es recordada como un hecho de la historia de la resistencia cubana, simboliza además la unidad y el compromiso colectivo hacia la conquista de la soberanía nacional.
Elabroado con información de José Sánchez Guerra