El atronador y muy bien coordinado coro de los publicistas al servicio del imperio y sus clases dominantes ha escalado sus denuncias en contra del reciente proceso electoral venezolano. La campaña ha adquirido dimensiones ciclópeas por su generalización y por su tono, rabioso y vociferante. Para aquellos que erróneamente son considerados como “periodistas” en lugar de lo que son, operadores propagandísticos, la noticia internacional excluyente han sido las elecciones presidenciales en Venezuela. El genocidio en Gaza, el catastrófico derrumbe de Ucrania, el peligro de una Tercera Guerra Mundial y la catástrofe climática son nimiedades por comparación a los acontecimientos que tienen su epicentro en el país bolivariano.

En este contexto se escuchan machaconamente pedidos de que las autoridades del Consejo Nacional Electoral “exhiban las actas”. Lo vienen exigiendo desde el lunes 28 de julio los presidentes de Brasil y Colombia mientras que su homólogo mexicano apelaba a la paciencia, a que se le diera tiempo al CNE que actuara en función de los 30 días que le ofrece la legislación electoral.

Es oportuno recordar que en Estados Unidos, en la elección presidencial del 2000 que enfrentó a George W. Bush (hijo) con Al Gore, el Tribunal Supremo dictó sentencia ante una impugnación planteada por este último 35 días después del día de la elección, asignándole la victoria a Bush por una diferencia de 537 votos en la Florida, estado en el que, de pura casualidad, gobernaba su hermano.

La actual impaciencia de los medios brilló por su ausencia en esa oportunidad. Y tampoco hubo quienes se desvivieran por exigir las actas mediante las cuales se designaba “Presidente Encargado” a Juan Guaidó, reconocido como tal por Washington, y sus indignos vasallos europeos y latinoamericanos.

En fin, la demanda de exhibir las actas se actualizó el sábado pasado durante la conferencia que Cristina Fernández de Kirchner pronunciara en el Instituto de Formación Política del Morena, en México, lo cual alimentó la ofensiva mediática en contra del gobierno de Nicolás Maduro. No corrió igual suerte la ejemplar denuncia que la expresidenta argentina hiciera del criminal bloqueo que sufren Cuba y Venezuela, algo que la progresía bienpensante latinoamericana y los medios de la derecha jamás tienen en cuenta y que hablan de esos países como si gozaran de un margen de autonomía nacional como la que tienen Francia o Canadá.

Lo que se ignora en medio de la gritadera de los medios y los politiqueros del imperio es que el Gran Polo Patriótico ya presentó las actas del comicio y lo hizo, en un insólito gesto del “dictador” Maduro, ante la Sala Electoral del Tribunal Superior Constitucional. Las actas, hay que decirlo, se entregan a cada partido y a sus respectivos fiscales al finalizar el escrutinio de cada mesa.

Y, por supuesto, se envían al Consejo Nacional Electoral que las recibe por el sistema de transmisión montado a tal efecto que conecta la máquina de votación, en donde el elector marca su voto, con el servidor central del CNE. El ataque informático sufrido por Venezuela provocó la demora en conocerse los resultados de la elección presidencial, que invariablemente el CNE hace público una vez que hay un claro ganador con una irreversible ventaja en relación a su perseguidor.

El hackeo afectó la transmisión de los datos, no así los encriptados contenidos de los mensajes, respaldado por los comprobantes que emite cada máquina y que firman todos los fiscales de cada candidato así como el presidente de mesa. Por eso se dice que el sistema electoral de la República Bolivariana de Venezuela es de los más confiables y transparentes del mundo. ( Por Atilio Borón)

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