En un reconocimiento tácito de que la mentira es insostenible, el Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció esta jornada que Cuba no está incluida en su reporte del 2023 sobre los países que no cooperan en la lucha contra el terrorismo.

Un documento enviado a miembros del Congreso, reseñado por medios de comunicación, señala que «el 15 de mayo, el Secretario de Estado de EEUU determinó y certificó bajo la Sección 40A de la Ley de Control de Exportaciones de Armas que cuatro países – Corea del Norte Irán, Siria y Venezuela – no cooperaban plenamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos en el año calendario 2023”.

El texto añade que el Departamento de Estado ha determinado que las circunstancias para la certificación de Cuba como país que no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas (Not Fully Cooperating Country, NFCC) han cambiado de 2022 a 2023 y que, por consiguiente, la cancillería no designa a la isla como tal para el año calendario 2023, según la Sección 40A de la Ley de Control de Exportaciones de Armas.

Sin embargo, la propia entidad aduce que su informe no es suficiente para retirar a Cuba de la espuria y politizada Lista de países patrocinadores del terrorismo, aduciendo que esta designación está sometida a «la ley y los criterios establecidos por el Congreso”

Pese a que los personeros de la administración Biden conocen bien los esfuerzos de Cuba en la lucha contra el terrorismo y por la paz en nuestra región y que se han sostenido reuniones bilaterales provechosas en el ámbito de la aplicación de la ley, la Casa Blanca no ha hecho nada por eliminar a Cuba de esa Lista a la que nunca debió haber entrado.

No faltan medidas que Biden podría tomar para mejorar las relaciones. Muchas de las sanciones impuestas por Trump siguen vigentes, paralizando la economía cubana, empobreciendo a las familias cubanas y agravando la crisis migratoria. El primer paso más obvio es sacar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional, una designación que no tiene base fáctica ni jurídica, pero que hace extremadamente difícil que Cuba participe en transacciones financieras internacionales rutinarias.
William LeoGrande, académico estadounidense, enero de 2023 

La decisión al respecto, tomada por el gobierno de Trump en enero de 2021, a pocos días de que expirara su mandato, ha significado una vuelta de tuerca aun mayor en la aplicación del bloqueo contra Cuba, especialmente en el ámbito financiero-bancario.

Antes, en mayo de 2020, el Departamento de Estado dirigido por Mike Pompeo había catalogado a Cuba como nación que no cooperaba con los esfuerzos contra el terrorismo; denominación que se ha modificado en el día de hoy.

Numerosos países del mundo, incluyendo el Gobierno de Colombia -cuyo mandatario anterior puso parte de los pretextos para que Cuba ingresara en esta lista-, han solicitado desde hace tiempo que Washington retire la designación de Cuba como Estado Patrocinador del Terrorismo y también que levante el bloqueo contra la nación caribeña.

También lo han hecho numerosas personalidades y coaliciones sociales en los propios Estados Unidos.

 «‘Cuba no es un Estado patrocinador del terrorismo’ fue un mantra desde el momento en que entré en el Departamento de Estado hasta el momento en que salí», dijo. «Es una ficción que hemos creado… para reforzar la justificación del bloqueo».
Larry Wilkerson, jefe de gabinete del entonces secretario de Estado Collin Powell durante la administración Bush, en NBC, 20 de octubre de 2022 

La administración de Barack Obama, había retirado a Cuba de la politizada lista en abril de 2015, poco después del anuncio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.