Insistamos en la tarea más difícil: equilibrar el mundoEn conmemoración del aniversario 170 del natalicio del Apóstol de Cuba, José Martí, concluyó en La Habana la V Conferencia Internacional Por el equilibrio del mundo, evento que reunió a más de 1 100 delegados de 86 países, personas de buena voluntad que luchan por la paz, el mejoramiento humano, el diálogo y la justicia social.[bg_collapse view=»button-orange» color=»#4a4949″ expand_text=»Show More» collapse_text=»Show Less» ]

Presidieron la jornada de clausura Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido y Presidente de la República; y los miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central, y Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores.

Cuba valora la respuesta que tantas personalidades prestigiosas, de distintas regiones del mundo, dieron a la convocatoria lanzada por el Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional, señaló Díaz-Canel durante el cierre.

«Si Martí los trajo hasta nosotros, al margen de credos políticos, es porque en cada uno de ustedes prendió el ideario de aquel hombre que para los cubanos es la idea del bien que él describió, según palabras inolvidables de Fidel justo cuando se iniciaban estos eventos», acotó.

Hoy los recibe con los brazos abiertos una Cuba cruelmente impactada por más de seis décadas de bloqueo y ahora, precisó, con una sostenida campaña de desprestigio de su sistema político con el objetivo de aislarnos y someternos.

Pero la solidaridad que hemos dado y sometido como valor y principio irrenunciable de la Revolución no ha podido ser bloqueada, como no puede ser bloqueada la conciencia de los pueblos, agregó.

Recordó que la premisa pronunciada hace 20 años por el Comandante en Jefe Fidel Castro, a quien calificó como el mejor discípulo del Apóstol, de sembrar conciencia e ideas, sigue siendo la respuesta cuando la humanidad se adentra en la tercera década del siglo XXI enfrentando retos inéditos.

Las más alarmantes tensiones del presente, reflexionó el Presidente cubano, tienen que ver con el rechazo tajante de la principal potencia mundial y sus aliados a aceptar el protagonismo de nuevas potencias económicas y el consiguiente reacomodo geopolítico.

«Seguimos muy lejos del equilibrio del mundo que aspiraba Martí y al que debería contribuir nuestra América ya independiente de los imperios europeo y estadounidense y unida en el ideal bolivariano», aseguró.

Dijo que la Doctrina Monroe, a 200 años de injerencias e intervenciones reverdece en declaraciones y acciones del imperio; pero en los Estados Unidos también resurge como contrapartida al monroísmo, una vanguardia intelectual comprometida con la suerte de aquellos que Martí llamó «los pobres de la Tierra» y con la denuncia de las aventuras guerreristas en la que está involucrada la actual administración norteamericana.

Algunos representantes de esa vanguardia están hoy con nosotros, afirmó, y los saludó con agradecimiento y afecto.

La posibilidad de consolidar de modo sistemático el diálogo con ese sector del pensamiento independiente de los EE. UU. nos anima y reconforta, añadió. Sus voces sintetizan una noción muy lúcida de gran altura moral y serán escuchadas cada día más dentro y fuera de su país por los aportes a la noble misión de sembrar ideas y sembrar conciencia, aseguró Díaz-Canel.

Significó que, en este momento particularmente dramático de la historia, vemos constantemente cómo la mentira repetida influye en los procesos electorales y cómo se manipulan las emociones en medios y redes para satanizar a líderes progresistas y favorecer a candidatos de ultraderecha.

Los medios hegemónicos deciden qué merece convertirse en noticia y cómo debe ser tratada, respondiendo a una agenda inamovible que persigue puntualmente los intereses imperiales.

Señaló que el debate de ideas es sustituido por el más primitivo intercambio de calumnias e injurias mientras proliferan los discursos de odio y las expresiones de fanatismo, polarización, intolerancia, racismo y desprecio hacia el otro.

Juntos, a 170 años del Natalicio de José Martí, estamos levantado en este evento plural una de esas trincheras de ideas que señalara el Maestro. Hoy más que nunca necesitamos espacios para escucharnos, para razonar colectivamente, para entendernos, para aproximarnos en todo aquello que podamos tener en común y debatir de manera culta y civilizada nuestras discrepancias, agregó.

«Estamos obligados a edificar un mundo en equilibrio donde se respete la diversidad, verdaderamente democrático, ecológicamente sostenible, socialmente justo y donde se afirme la soberanía de las naciones».

Fidel consideró el proceso globalizador como algo inevitable, pero convocó a fundar entre toda una globalización de la solidaridad. Solo avanzaremos en el diseño de ese futuro superior que necesitamos a través del diálogo honesto y transparente, apuntó.

La pandemia de COVID-19, de la que aún no se libra completamente el planeta, dejó lecciones amargas, así como ejemplos de generosidad y de espíritu solidario. Cuba, rememoró, concentró todos sus esfuerzos en salvar vidas humanas en medio de un bloqueo cruelmente recrudecido y nuestros científicos lograron crear vacunas efectivas, colocando al país entre los de mayor índice de vacunación a nivel mundial.

Al mismo tiempo, ayudamos a otros países. Demostramos que la solidaridad era la única vía para enfrentar una crisis sanitaria tan compleja, declaró.

Añadió que las lecturas de José Martí presentes en este evento significan un antídoto excepcional frente al clima frío desplegado por la industria hegemónica del entretenimiento, la misma industria que promueve la desmemoria y las versiones revisadas de la historia.

Los historiadores, profesores y maestros, son piezas claves en el camino a la descolonización y la emancipación.

En cuanto al foro juvenil, las reflexiones que allí se hicieron resultan contribuciones muy útiles en la batalla de la descolonización cultural como un intento más de frenar el plan de acortar a las nuevas generaciones, de empujarlas hacia la frivolidad, apartarlas de todo compromiso social, de toda responsabilidad, y llevarlas al torrente de mensajes triviales que fluyen en las redes sociales, la propaganda comercial, la industria de la moda, y la exaltación a críticas de los ricos y los famosos.

Hay que agradecer en especial la presencia que se ha tenido en este evento de uno de los dilemas más alarmantes que enfrenta la especie humana: la crisis climática provocada, como sabemos por la actuación irresponsable y despiadada hacia los recursos del planeta, que llevan adelante las grandes corporaciones con la complicidad suicida de las élites gobernantes, agregó.

Desde La Habana, desde este evento, muchas voces autorizadas lanzaron un llamado de alerta que debe ser escuchado.

Fidel fue uno de los líderes mundiales que advirtió tempranamente y con argumentos irrebatibles el peligro eminente de extinción que corre la especie humana.

Martí y Fidel son dos pilares de nuestra cultura, de nuestra historia y de nuestro destino, agregó el Jefe de Estado, quien también reconoció las alusiones durante el evento a grandes pensadores latinoamericanos como Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar, y del inolvidable estudioso y pedagogo brasileño Pablo Freire.

Entre los ejes de la conferencia han estado también conceptos esenciales como democracia y participación, como los vínculos indisolubles de humanismo, ciencia y ética, y como la defensa de la paz en las más difíciles circunstancias.

Nos alienta que tantas mujeres, y tantos hombres de pensamiento se hayan dado cita en Cuba para discutir en torno a las ideas que pueden salvarnos de tantas trampas y de tantos callejones sin salidas.

Díaz-Canel expresó, además, la voluntad de Cuba para, desde la presidencia del G77 + China, promover el debate y las acciones de los temas que conciernen a todos nuestros pueblos.

Sigamos sembrando ideas, y sembrando conciencia, queridas amigas y amigos.

Globalicemos el amor, el respeto, la solidaridad, el diálogo frente al odio, el egoísmo, los atropellos, el desprecio, la denigrante locura de creer que hay hombres y mujeres superiores al resto.

Tenemos mucho que hacer todavía para que la absoluta vigencia del ideario martiano deje de doler donde no fue atendido y se convierta en la confirmación total de su apostolado revolucionario, de su visionario análisis del profundo desequilibrio que, en lugar de resolverse, se ha profundizado.

El Presidente de Cuba relató la anécdota de un hombre sin estudios que cuidaba la puerta durante un discurso de Martí en Tampa, y que repetía emocionado una de sus frases. Ante la pregunta de algunos incrédulos sobre si lo había entendido plenamente, el hombre, de apellido Quiroga, contestó: «No, yo no le entendí mucho lo que decía, pero cuando él hablaba, yo tenía ganas de llorar».

Fue esa una expresión profunda de fe, señaló Díaz-Canel, que destacó también la manera en que la fe profunda de sus ideales y la verdad como guía le permitieron a Martí, y más tarde a Fidel, movilizar conciencias y hacer la revolución y sostenerla.

Los dos hablaron y escribieron infatigablemente para sus contemporáneos y para los nuestros, para su tiempo y para este. Insistamos, entonces, en la tarea más difícil y a la que ellos consagraron todas sus energías: equilibrar el mundo, concluyó el Jefe de Estado.

EN VIDEO Palabras del presidente de Cuba en Clausura de Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo

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Por Granma