Guantánamo.- En los círculos y las casitas infantiles de Guantánamo, estas últimas creadas por organismos como Salud, Cultura, Agricultura y Educación, las más de 850 educadoras y asistentes educativas tejen diariamente un futuro luminoso para la primera infancia.

Estas instituciones, inspiradas en el legado de Vilma Espín, son espacios donde el amor, la creatividad y la pedagogía se unen para garantizar la estimulación temprana, juegos y aprendizajes significativos de los pequeños comprendidos entre uno a cinco años de edad.

Con recursos limitados pero con ingenio infinito, las educadoras guantanameras confeccionan medios de enseñanza artesanales: desde ábacos con tapas plásticas hasta cuentos ilustrados con materiales reciclados.

Cada recurso didáctico es pensado para potenciar el desarrollo cognitivo, afectivo y social de los más de cinco mil niños y niñas demostrando, así que la pedagogía no depende de grandes recursos, sino de la pasión por enseñar.

Las educadoras, guardianas del presente y arquitectas del mañana, fieles al principio de Vilma, no solo preparan a los pequeños para su incorpiración a la enseñanza primaria, sino que también alivian la carga de las familias trabajadoras y fortalece los valores comunitarios.