Después de conocer la noticia, la que corrió de boca en boca al no haber corriente, me pasé varias horas de puro ajetreo, asegurando puertas y ventanas, comprando alimentos, abriendo zanjas, uf, terminé un tanto agotada.
Octubre nos «regaló» otro huracán, en esta ocasión de categoría uno. No fue un Mathew, pero fue un Oscar. Otra vez odié el rugido de fiera enjaulada que produce el viento al chocar con los árboles, los que bailan de forma desordenada de un lado a otro, aunque algunos cayeron rendidos de tanto mecerse.
Y el viento silva que te silva. Menos mal, poca lluvia, bueno, en la zona de El Turey, a lo mejor por el lugar que Oscar tocó tierra, más al norte…
Mi patio, rodeado de tantas matas de fongo y plátano, ahora parece cubierto de verde alfombra. Mi padre lo mira con tristeza porque sabe lo que perdió. Y sabe que no es el único.
La oscuridad llegó, asustadiza, intranquila y al son del ruido que provocan las tejas al desprenderse de los techos de mi vecinos. ¿Será en casa de…? o el techo de…? y eso que chocó en mi puerta…? uf, esa si voló como cometa… por el ruido parece que fue… ay! escuché que algo cayó en mi patio.
En este minuto ni se qué sucede en otras partes de Baracoa, la incomunicación nos mata.
¿Y ahora qué? ¿Por qué tanto silencio y quietud? Lámpara en mano me asomo a la puerta, alguien me grita que el ojo pasa cerca. Wuao, es momento que aprovechan algunos para recoger sus tejas. Lo aconsejable es no confiarse, pero la situación actual no deja otra opción.
En medio de la noche ya hay quienes comienzan a regresar a sus hogares. Les pregunto cómo están? que pasó en sus casas? ya terminó?, fue rápido.
Pero nooooo, todo no pasó, solo el ojo. Ahora la película en su segunda parte es peor. Y el ruido del viento, lo que cae y la oscuridad, es de terror. Pienso en lo que se pierde, en los que tienen poco y se mojan.
Ahora esperar que amanezca y empezar la recuperación. En mi caso abrirme camino entre las cepas de plátano y fongo, levantar cerca y recoger cuantas cosas dejó el viento en mis alrededores.
Más adelante sabremos las afectaciones del municipio. Comprensión, solidaridad y trabajo colectivo son ingredientes para salir de esta pésima situación.
Adiós Oscar, viniste, no te invitamos, por favor no lo hagas más.
Tomado del perfil en Facebook de la autora