En el corazón de la enseñanza guantanamera late el nombre de Raquel Laviste Villafruela, directora provincial de Educación, cuya trayectoria encarna la resiliencia, el liderazgo pedagógico y el compromiso social.
Esta crónica rinde homenaje a una mujer que, más allá de su rol administrativo, se erige como guía de más de los 11 mil educadores como un pilar frente a las adversidades que han azotado a la provincia.
Profesional consagrada Raquel Laviste no solo dirige; inspira. Su labor trasciende las aulas, tejiendo una red de formación y acompañamiento para los docentes bajo su cargo, en un territorio donde los desafíos geográficos y sociales son constantes. Su visión ha fortalecido proyectos educativos inclusivos para todas las edades, reflejando los valores de la educación guantanamera.
Su discurso, cargado de pasión por la pedagogía, resalta la importancia de adaptar la enseñanza a las realidades locales, sin perder de vista la excelencia académica.
Guerrera frente a las crisis
Resultan numerosas las vivencias que escitas en las páginas que narran el quehacer de los pedagogos durante la crisis sanitaria impuesta por la COVID-19. Raquel Laviste estuvo al frente de cada proceso, explicando e implementando protocolos innovadores para garantizar la continuidad e estudio, combinando modalidades presenciales y a distancia, un esfuerzo reconocido por la comunidad educativa.
Preocupara y estudioso siempre, al tanto de cada detalle se la recuerda. Incansable evaluadora de los pormenores en las escuelas hasta que el calendario escolar regresó a los meses habituales.
Guantánamo, vulnerable ante los embates climáticos, ha visto a Raquel liderar planes de protección estudiantil y docente hasta la reconstrucción de escuelas, asegurando que la educación nunca se detenga.
Legado y reconocimiento
Su nombre es sinónimo de ejemplo a seguir. Desde las montañas hasta la ciudad, su influencia se percibe en la cohesión del sector educativo, donde prioriza la dignidad del maestro y el acceso equitativo al conocimiento.
Raquel Laviste Villafruela no es solo una funcionaria; es la encarnación de la resistencia cubana y la creatividad pedagógica. Su historia invita a reflexionar sobre el poder transformador de la educación cuando está en manos de quien la vive como un acto de amor y lucha. En Guantánamo, su legado ya es imborrable.
La verdadera educación no solo llena mentes, sino que fortalece espíritus»— podría ser su lema, y Guantánamo, su mejor evidencia.