Guantánamo – La posesión indefinida, ilegal y por la fuerza de la Bahía de Guantánamo, en el oriente de Cuba, constituye un funesto vestigio del Tratado Permanente impuesto por Estados Unidos a la isla el 22 de mayo de 1903.
Aunque Washington ya había desembarcado sus tropas en la codiciada ensenada el 10 junio de 1898, fue la rúbrica de aquel “acuerdo” el que cercenó la soberanía nacional al convertir a la nación caribeña en un protectorado yanqui.
El Tratado Permanente subordinaba a los designios de Washington objetivos estratégicos muy sensibles de la política, la economía, las relaciones internacionales y la defensa de Cuba, y le otorgaba el derecho de intervenir militarmente.
Bajo esas condiciones y con la amenaza de mantener a su ejército de ocupación, el Senado cubano aprobó el 16 de junio de 1903 el convenio de arrendamiento de terrenos en la isla para el establecimiento de estaciones navales, asegura el historiador de Guantánamo José Sánchez Guerra.
La fuerte presión popular consiguió que la Enmienda Platt se anulara en mayo de 1934, pero se mantuvieron los artículos relacionados con la estación naval. El nuevo Tratado de Relaciones entre ambos países manifestó la decisión de Washington de mantener de manera indefinida la presencia militar en el reducto.
El texto refiere en ese apartado que mientras el enclave no sea abandonado por Estados Unidos o las partes acuerden una modificación de sus límites, la estación naval seguirá teniendo la extensión territorial que ahora ocupa, sostiene Sánchez.
El 29 de mayo se cumplieron 89 años de aquel oneroso engendro jurídico considerado el último tratado sobre la permanencia de unidades navales de la marina de guerra norteamericana en la bahía guantanamera.
La devolución de ese territorio ocupado bajo chantaje y amenazas constituye uno de los temas centrales del diferendo histórico de los gobiernos de Estados Unidos con el pueblo cubano. Es una cuestión que lacera la soberanía nacional.
CODICIADA BAHÍA
“Han visto a Guantánamo, jamás renunciarán a poseerla”, sentenció el coronel del Ejército Libertador de Cuba Manuel Sanguily cuando supo que unidades navales norteamericanas desembarcaron en Playa del Este en la Bahía de Caimanera, en el oriente de la isla.
El tiempo y los hechos darían la razón al oficial antillano. Desde aquel 10 de junio de 1898, los militares de Estados Unidos no han abandonado el estratégico enclave.
Cinco años después se lo adjudicaron a perpetuidad como base naval en virtud de un ilegal tratado firmado el 16 de febrero durante el gobierno de Tomás Estrada Palma.
La codiciada bahía posee una privilegiada posición geográfica, una configuración de bolsa con profundo calado y considerable extensión superficial de sus aguas.
Está situada a solo 125 kilómetros del Paso de los Vientos, una obligada ruta marítima entre norte y sur de América, y en línea recta a mil 320 kilómetros del istmo de Panamá, lo que la convierte en el mejor seno marino del área.
El interés de la naciente potencia imperial norteña por esa porción de suelo cubano empezó a manifestarse desde épocas tempranas, cuando los marinos se percataron de que el puerto de Guantánamo era el más seguro para la navegación entre sus similares del Caribe.
Eran reconocidas desde entonces no solo la privilegiada posición geográfica y las características de la bahía, sino también los recursos estratégicos de que dispone para proteger naves de guerra.
Ningún huracán había causado estragos allí, apunta Sánchez, debido a que la región extremo oriental de Cuba está protegida por el anticiclón del Atlántico del Norte y por las elevadas montañas de Haití.
En el verano de 1741 un ejército invasor británico procedente de las Trece Colonias Inglesas de Norteamérica desembarcó y ocupó los territorios limítrofes de la rada con el objetivo de establecer la principal base de operaciones del almirantazgo londinense en el Caribe.
Unos 500 mercenarios norteños integraban esa tropa, cuya misión reveló que antes de proclamarse la independencia de los Estados Unidos existían fuerzas allí que ambicionaban apoderarse de Cuba, analiza el investigador.
SUCESIVAS INTERVENCIONES DE ESTADOS UNIDOS
En 1906 cinco mil efectivos del ejército norteamericano ocuparon Cuba, y en la estación naval de Guantánamo se estableció el cuartel general de la dirección de las operaciones en la provincia de Oriente.
Un número considerable de marines borrachos escandalizaron en las calles y manosearon a las jóvenes, interviniendo ciudadanos cubanos en defensa de las mujeres, lo que provocó una respuesta violenta de los uniformados.
En 1917 se produjo una nueva intervención militar, cuando estalló la nombrada Guerrita de la Chambelona, un conflicto interno entre fuerzas políticas criollas que sirvió de pretexto para una nueva incursión yanqui en territorio cubano.
En esta ocasión la tercera Brigada de Infantería de Marina cruzó el perímetro de su enclave y ocupó la ciudad de Guantánamo, Santiago de Cuba, Camagüey y otras poblaciones donde existían propiedades de empresas norteñas.
La base fue el centro de aprovisionamiento logístico y de preparación combativa; parte de las tropas de ocupación permanecieron hasta 1922 en la región oriental de la nación caribeña.
AGRESIONES A CENTROAMÉRICA Y EL MUNDO
Desde el espacio ocupado en la isla antillana, la Casa Blanca preparó en 1911 a sus marines para intervenir en México. Además, en 1914, en dos ocasiones el presidente Thomas Woodrow Wilson ordenó desembarcos de unidades en Haití.
En 1916 se organizó en Guantánamo el puesto de mando de las unidades que desembarcaron ese año en República Dominicana. Contra la revolución liderada por el general Augusto C. Sandino, en Nicaragua, embarcaron en 1927 desde allí fuerzas del 50 Regimiento.
La Base Naval fue una pieza muy importante en la estrategia de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial; incluso, algunos especialistas señalan que llegó a ser el segundo puerto de movimiento del mundo, solo superado por el de Nueva York, afirma el historiador guantanamero.
PROSTITUCIÓN Y ASESINATOS
A pesar de cierto esplendor del comercio en Guantánamo antes del triunfo revolucionario de 1959, debido a la relación con los acantonados en la zona militar norteña, para esta región del país las consecuencias de la presencia yanqui han sido funestas.
“Caimanera contaba con solo cinco mil habitantes y, sin embargo, existían 27 prostíbulos que controlaban más de 800 prostitutas.
“Este poblado pobre, sin acueducto ni alcantarillado, estaba sumido en el vicio, contrabando, tráfico de drogas, falsificación de bebidas, juego, cocaína, y era una de las zonas del Caribe con más alta tasa de enfermedades venéreas», sostiene Sánchez.
Los viles asesinatos de los jóvenes combatientes del batallón fronterizo Ramón López Peña y Luis Ramírez López, además del pescador Rodolfo Rossel, son los hechos sangrientos más conocidos por los cubanos.
Sin embargo, en junio de 1919 un marine borracho mató con un disparo de fusil a un niño en el central Confluente, próximo a la ciudad de Guantánamo. Y, en diciembre de 1936, un marine mató a una mujer en Boquerón y argumentó que estaba cazando.
“Guantánamo emula por el récord de crímenes cometidos por los militares yanquis con Puerto Rico y el Canal de Panamá. Marines borrachos y buscadores de placeres sexuales convirtieron a Guantánamo entre 1939 y 1958 en una de las grandes plazas de tráfico y consumo de drogas y bebidas alcohólicas”, opinó el historiador.