Guantánamo – La provincia más oriental de Cuba es testigo de un movimiento de luces, cámaras y la acción del productor independiente Daniel Ross Diéguez, quien nos habla de su nueva producción Bajo la Corteza.

¿Por qué decidiste apostar por el cine independiente?

“Empecé a apostar por el cine independiente porque vi que tiene futuro en Cuba, te abre más el espectro,  a tener otro tipo de lenguaje que a veces no es prioridad para la industria cinematográfica. Algo también que influyó en mi es eso, hacer cine con el propio recurso de uno o de la gente que te apoya.

“Cuando tienes presupuesto puedes darte el lujo de hacer muchas cosas, pero en cine independiente no, tienes que ir de forma quirúrgica, precisa con todo lo que vayas hacer y encima el reto de hacerlo tan bien como la competencia, el ICAIC que es el santo grial en Cuba”.

¿Cómo te enfrentas a las reacciones negativas o a las críticas por el contenido de tus trabajos?

“Enfrentarse a la crítica es algo complicado, en el sentido de que no sabes a veces de por dónde te van a mirar. Uno hace una película y pretende que todo el mundo te entienda. Muchas veces tienes que lidiar con que hay alguien que ha tenido una mirada mas allá de lo que has hecho, y a veces de que a uno le agrade o no la opinión.

“Tuve que cambiar el algoritmo, empezar a hacer lo que tenía y llevarlo cuando más a un festival nacional, o salir fuera de Cuba, iniciar por un circuito difícil como el festival del LIFFY Festival Latino e Ibero de Yale en EE.UU. y en los Estudios Pinewood en Inglaterra. Proyectarte ahí  es algo que te avala o te autentica si haces cine o no. La crítica empezó a cambiar, la misma persona que te miraban dudosamente o te decían que no, empezaban  a sonreír y a aplaudirte con cierta cara de “concho que bueno”.

¿De que trata tu nueva película Bajo la Corteza  ?

“Este segundo largometraje Bajo la Corteza rompe con la estética de la primera película, es más entregada al teatro callejero. Son dos historias en paralelo que voy contando, un actor callejero tratando de incentivar al público,  de salir adelante y la historia de un behique taino,  en este caso Ramón Moya que va tratando de aparecerse y conectarse con este personaje para que en algún momento confluyan en un lugar y él le da un descanso espiritual a través de las apariciones que va haciendo en sueños.

“Voy más a lo profundo de Guantánamo al representar la tainidad,  que es algo principal que tenemos, cosas que cuando vas al mundo la gente ni conoce y la película quizás viene a enseñar lo que está  ahí y que nadie se ha preguntado”.

¿ Cuál fue tu fuente de inspiración?

“En la cuestión del teatro tenemos un aporte muy bueno el mismo actor que protagoniza la película es un guantanamero, Juan González Fife. Es una persona con mucho talento, la génesis principal, fue a través de él, en aquel momento estaba viviendo en Holguín, cuando aquel entonces la persona que era mi pareja me dijo vamos que van a dar un taller de teatro callejero.

“Escuchar a Fife me motivó mucho,  empecé a escribir rápido todas las cosas y concluí que este señor me da para hacer una película, es todo un personaje, recuerdo que le dije por la noche tengo deseo de hacer una película contigo y el muy humanamente me dijo estoy a tu disposición.  No pasó de un mes y tenía todo un guión escrito, le dije me diera un año para madurarlo y creo que Bajo la Corteza empezó por ahí”.

 Dentro del lenguaje cinematográfico el silencio tiene voz, ¿ por qué?

“Hay emociones que desde el mismo silencio se refuerzan más, también forma parte de la misma narrativa no todo tiene que ser dialogo. A modo de exponer digamos que el personaje va sembrando frijoles cada día  para entretenerse en su jardín, llego  a mostrar  esa parte en la que él se siente realizado con eso en total silencio.  El silencio te va contando ese deseo de tener notoriedad,  de su propia soledad, incluso incorporar cosas como la lluvia.

“Lleva una escena en la que él termina de actuar, me alejo en una toma en grúa y se ve el muy feliz recibiendo unos aplausos fuertes y cuando lo alejas no hay público, los aplausos es el sonido de la lluvia intensa que está cayendo en el zinc. Es la misma toma con que se despide la película”.

  ¿Quienes conforman el reparto de la película?

En el reparto principal tenemos a Fife, a Regino Rodríguez Boti como actor secundario, Reinaldo Cedeño Pineda , una gran figura en el periodismo cultural, a Ramón Moya Hernández como behique taino, así como a Ana Zulia y a Idalmis Olivares.

“Idalmis, es un personaje que me emocionó mucho, es una persona que toda su vida soñó con ser actriz y nunca pudo serlo. Cuando acabé de grabar con ella sentí que pude retribuirle la satisfacción de poder actuar en el Guiñol mismo, de perpetuar el momento y el deseo de ayudarla, siento que necesitaba darle esa oportunidad”.

 ¿ Qué es más importante lo material o lo espiritual ?

“La satisfacción llega siempre de forma espiritual, pero tampoco puedo alejarme de la realidad, lo material también influye en esa felicidad. En lo profesional he podido probarme, poder soñar algo,  ejecutarlo y  la  parte más brillante tener cierto reconocimiento por eso que has hecho, te están premiando por algo que te encanta ser, la gente le llama trabajo pero no lo ve como hobby, como satisfacción y pienso que es el principal aporte que uno pueda tener”.

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