Guantánamo.- En días atrás se celebró en Guantánamo la Asamblea Provincial de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y escuchando las intervenciones de muchachos y muchachas, estudiantesy trabajaodres, inevitablemente pasaron por mi mente los rostros de Abel, Frank, el Che, Celia, Vilma, Mella y Fidel.
En fecha tan temprana de la Revolución como marzo de 1965 el Comandante Guevara plasmaba en una extensa y profunda carta al editor del semanario uruguayo Marcha Carlos Quijano “Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos”. Texto que luego convertido en libro se publicaría bajo el título de: El socialismo y el hombre en Cuba.
Documento de indispensable consulta para todos los revolucionarios, y para quienes en el mundo quieran comprender el milagro de la existencia del proyecto social cubano, a solo 90 millas de la mayor potencia hegemónica mundial.
La Revolución cubana, fruto de las mayores tradiciones de lucha de nuestro pueblo, tuvo que enfrentar desde sus inicios y hasta hoy, de forma recrudecida, las más perversas agresiones y planes fraguados por el imperialismo para su desaparición.
No renunciar a la libertad conquistada, no perder innumerables avances sociales, no descuidar un minuto la preparación para la defensa de la Patria, no torcer el camino del socialismo incluso tras la caída de Europa del Este y la URSS, enfrentar un criminal bloqueo y leyes económicas injustas que intentan hacernos sucumbir, no hacer concepciones de principios, requirió una inmensa cuota de sacrificio de nuestro pueblo.
Del valor sacrificio forjado desde el mismo surgimiento de la nación, en la manigua redentora, en las luchas contra Machado y Batista es heredera la juventud cubana y la Revolución misma.
Es ese valor del sacrificio el que permitió soportar los años más crudos del Período Especial, en ese legado están educados la mayoría de los hombres de esta isla, quienes, en momentos tan difíciles, construyen y defienden cada día una sociedad nueva donde prime la equidad y justicia social.
El milagro de la resistencia de Cuba ante las patrañas imperiales, el ejemplo de la Isla para los pueblos del mundo radica precisamente en no renunciar jamás a los valores que defiende, no importa cuáles sean los sacrificios.
Nuestra máxima la resumió magistral el Che cuando en el texto antes citado señaló: “El presente es de lucha; el futuro es nuestro”.
Hace casi 131 años el 3 de abril de 1893, José Martí, el más preclaro y universal de todos los cubanos, en su artículo “Los Oficios de la Alabanza” plasmaba “La generosidad congrega a los hombres, y la aspereza los aparta. El elogio oportuno fomenta el mérito…”, “…El corazón se agria cuando no se le reconoce a tiempo la virtud. El corazón virtuoso se enciende con el reconocimiento”.
No importan las decepciones, lo que ya no están, quienes enrumbaron sus destinos en disímiles direcciones. Nuestros muchachos y muchachas son los responsables del futuro de la nación.
Vale pues de mil maneras sencillas y hasta muchas veces anónimas reconocer el valor del sacrificio de nuestra: juventud toda.