Guantánamo – Cuando se habla del periodista guantanamero Pablo Soroa Fernández, fallecido víctima de cáncer en esta ciudad, a los 78 años de edad, hay que mencionar su paso por la Agencia Cubana de Noticias, a la cual dedicó la última etapa de una carrera profesional que superó el medio siglo de fructífera trayectoria.
Pocos meses antes de su deceso por la mortal enfermedad y ya jubilado, pero no retirado, Soroa reportaba para su entrañable agencia, a la cual prestigió durante poco más de 20 años de ejemplar servicio, 13 de estos como jefe de la corresponsalía en la más oriental provincia, cargo en el cual cesó en el 2017.
Su tenacidad, consagración y exigencia condujeron al colectivo que dirigió al escalón de más destacado del país en varias ocasiones, y se acreditara la condición de vanguardia nacional.
Hizo gala de una entrega al máximo a su trabajo, y las tareas de dirección no le impidieron ubicarse entre los más productivos, en las fraternales emulaciones que cada año coronaban el balance de lo realizado.
No escaparon de su pluma acuciosa, culta, y de un impecable estilo, que denotaba domimio del lenguaje y sus más elegantes maneras de redactar, los más variados temas del acontecer provincial de Guantánamo, en especial los de ciencia, economía e historia.
Lector insaciable, de vasto conocimiento, todavía se recuerdan sus Servicios Especiales, en los cuales siempre sorprendía con alguna historia interesante.
La vida me puso en el difícil camino de sustituirlo en el cargo, del cual declinó por edad y salud; de su maestría mucho aprendí, sobre todo porque desde su grandeza siempre fue humilde, aunque a ratos testarudo, pero con el respeto de un sabio.
De Pablo Soroa Fernández nos queda el ejemplo de un periodista de talla extra, en estatura física, moral e intelectual.