Guantánamo – Espera unos minutos y comienza el programa radial Timbre, en la emisora CMKS. Hoy, sobre el Delito económico. Qué es, por qué se produce y cómo combatirlo. Es un proyecto muy útil, dice para sus adentros. Siempre trata de algo que nos interesa. Se siente escuchado, representado, y con eso basta.
Unos días después, Nancy, su vecina, repite el proceso. Se abalanza con premura -esta vez sobre el televisor- y aprieta los botones del ‘mando’ tan rápido como sus manos se lo permiten, hasta llegar a la señal del telecentro Solvisión.
Transcurren ante sus ojos los primero segundos de ¡En Directo!, espacio que cada tarde de miércoles se presta para dialogar sobre la sociedad guantanamera y sus avatares diarios. Vamos a ver de qué trata hoy -piensa-, y se dispone a ocupar un lugar cómodo para los próximos 57 minutos de información e intercambio.
Ambos espacios -Timbre y ¡En Directo- ocupan un lugar visible dentro de los programas del territorio con mayor audiencia. Más que lanzar a la palestra problemáticas, funcionan como escudo y espada de quienes los siguen, pero ¿están estas armas listas para el combate?
Cuando suena el Timbre
«Siempre han existido espacios de este tipo en la parrilla de programación de la emisora», afirma Marta Reyes Noa, periodista de CMKS y actual conductora del programa. «Dinámica de la Ley, Al pan, pan y al vino, vino y En primer plano, ‘sonaban’ mucho por aquel entonces, y eran muy seguidos.
«Timbre, en específico, se caracteriza por la participación ciudadana. En cada emisión, se debate un tema, y comparecen funcionarios de las organizaciones e instituciones relacionadas. Algunos programas son para informar, otros para debatir y otros, críticos, pero escuchar al pueblo y canalizar sus inquietudes es siempre la principal labor», asegura.
La también guionista comenta que, para elegir los asuntos a tratar, se tienen en cuenta la agenda mediática y la pública. «Algunos los propongo yo. Otros, la dirección de la emisora, y otros se seleccionan de acuerdo con sugerencias de los ciudadanos, porque Timbre no solo aborda lo que se quiere saber, sino también lo que se necesita saber.
«Hasta el año pasado, lo diseñábamos de manera anual, y se hacían cambios excepcionales en la marcha. Ahora, lo hacemos mensualmente, lo que permite una mayor flexibilidad en el temario», reconoce.
Los invitados se citan con una semana de antelación, afirma Marta, quien dice además que «el medio se encuentra muy satisfecho con su participación. Ningún programa ha dejado de salir al aire por ausencia de participantes. Al contrario, en ocasiones, no entramos todos en la cabina».
Del respaldo a esta participación habla Ramón González Méndez, su director. «Después de constituida la Dirección de Comunicación e Información en el Gobierno, hemos tenido un apoyo muy grande.
«Se hacen llegar los temas al Partido y al Gobierno, quienes controlan la presencia de los funcionarios. Es una fortaleza en estos momentos para disuadir, convencer y organizar su presencia», declara.
«Timbre es un termómetro para los directivos de cada institución, porque interactúan con la opinión directa de la ciudadanía -comenta. Tiene carácter preventivo y evaluador, y suele ser bastante útil a la hora de definir si las dinámicas de trabajo que se emplean son correctas y eficaces».
Inquietudes ¡En Directo!
Uris Salvat Mariño, conductor temporal de ¡En Directo!, explica que «el éxito radica en la selección del contenido en función de lo que más aqueja a las personas. Canasta básica, abastecimiento de agua y demás servicios. Todos reflejan las contradicciones diarias que enfrenta el guantanamero, y a las que trata de darle solución».
Para definir cada emisión, se combina el trabajo del Partido, las preocupaciones del medio y las quejas que llegan al Departamento de atención a la población, además de otros canales de comunicación con el público, lo que facilita «jerarquizar los tópicos más importantes y seleccionar las cuestiones a tratar en el mes.
«Cada miércoles, a las 5 pm, se reúne un grupo de panelistas e invitados para, en alrededor de 57 minutos, denunciar, alertar y corregir las cosas que en función del pueblo se deben hacer, a pesar de las dificultades del momento que estamos viviendo», corrobora.
¡En Directo! -que se alzó recientemente con el primer premio en el Festival Nacional de Telecentros, «no da solución a muchos conflictos, pero pone en contexto las necesidades, a las manos de quienes tienen la capacidad de hacerlo», asevera Mariano Orue Rodríguez, su director.
Explica que trabajan de conjunto con los directores de las empresas, máximos responsables de cada sector, así como con funcionarios del Partido que atienden cada sector. Por eso, según dice, aboga «por la presencia de los directivos correspondientes, porque tienen mayor autoridad y conocimiento del entorno laboral en que se desenvuelven.
«La credibilidad del programa está subordinada a la respuesta de los invitados, y tenemos que mejorar ese aspecto. En ocasiones, la solución dada no convence al espectador, pero eso nos hace trabajar más, para que se vuelvan más importantes los espacios de denuncia, exposición y crítica».
Armas de batalla
Taimí Pérez Fernández, presidenta de la Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Guantánamo, refiere que «Timbre y ¡En Directo! son maneras eficaces de mantener el vínculo entre los medios de comunicación y las instituciones públicas, para brindar -con un periodista como mediador- información al pueblo.
«Permiten el diálogo, la interacción entre los directivos y la audiencia, proceso que sirve de retroalimentación para las propias autoridades, para evaluar en qué medida es efectiva su labor y, de no ser así, ‘aterricen’ al contexto que estamos viviendo», reconoce.
A pesar de la utilidad de estos espacios, Pérez Fernández resalta «una cuestión que, desde hace mucho tiempo, dificulta su realización, y es que no siempre participa el cuadro centro responsable ante un tema determinado, sino que es otro quien llega al programa a dar respuesta a las interrogantes.
«Con mucha frecuencia, quien asiste a los programas no tiene los conocimientos ni la preparación adecuada, lo cual no debería suceder. Es imprescindible que el portavoz de cada institución cumpla con su deber de ofrecer información veraz y oportuna», asegura.
«Tenemos que mejorar esa articulación y relación entre los medios de comunicación y las instituciones públicas, porque en la medida que se logre, la población estará más preparada y será más consciente del contexto que la rodea».
Nada es ajeno a la prensa, no cuando la información, vista como bien público y derecho ciudadano, se usa como bálsamo sanador y preventivo ante los posibles contagios negativos de la sociedad, producidos por desconocimiento.
Los espacios de opinión y participación ciudadana en radio y televisión cumplen cabalmente la encomiable función de informar, debatir y criticar de acuerdo con las dosis prescritas, pero se necesita ganar en dinámicas atrayentes para los más jóvenes, más a la semejanza de las opiniones heterogéneas con que trabajan.
Solo así se logrará que, al surgir una inquietud, el pueblo pulse, confiado, el «Timbre» del compromiso, el sacrificio y la entrega de los medios de comunicación, y se abra, en vivo y «En Directo», la puerta hasta la posible solución.